¿Para siempre?

Si algo ya sabía es que nada es para siempre. Las cosas cambian en un abrir y cerrar de ojos, y nada, absolutamente nada se mantiene constante, hay quien lo llama destino, kharma, o simplemente cuestión de suerte. Quien hoy te demuestra que lo haría todo por tí, mañana será quien te clave el puñal más grande de tu vida, quien te prometió que no se iría jamás, mañana pasará por tu lado como un completo desconocido, y quien te dijo que eras como una hermana para ella mañana no se acordará de todo lo que un día hiciste. Y cuando esto pasa duele, duele enormemente, nos sentimos engañados, dolidos y es normal, depositamos nuestra confianza ciega pensando que seremos correspondidos y que esa promesa de que será para siempre se cumplirá, que nosotros seremos la excepción que rompe la regla. Pero por suerte o por desgracia no es así, y digo por suerte o por desgracia, porque quizá me consuele el saber que las cosas cambian, que todavía quedan nuevos errores que cometer y nuevas alegrías que vivir. Que todavía queda tiempo, tiempo para enamorarme perdidamente, para conocer personas increíbles, para caerme y levantarme una otra y vez. Porque por ahora, no apuesto por nadie, ahora apuesto por el tiempo, porque él me demostrará que aunque nada es para siempre, el destino, el kharma o la suerte nos tiene reservado mucho más de lo que hoy imaginamos. 

Survive.